Si no eres parte de una iglesia local, la Palabra te invita: no vivas como huérfano. Dios está llamando a formar parte de su familia. Puedes tener a Dios como Padre, a Cristo como Hermano, y a muchos como tus hermanos y hermanas en la fe.

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino con ciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.” (Efesios 2:19)

Introducción: ¿Qué es realmente la Iglesia?

En una cultura donde muchos ven la iglesia como un lugar para recibir beneficios personales, entretenerse, calmar su conciencia o buscar soluciones a sus necesidades, es vital volver a las Escrituras y redescubrir qué significa verdaderamente ser parte de la iglesia. La iglesia no es un club social ni un centro de eventos religiosos: la iglesia es la familia de Dios.

1. La Iglesia: Una Familia Espiritual

La Biblia utiliza muchas metáforas para describir la iglesia: cuerpo, rebaño, templo. Pero una de las más profundas y cercanas es “familia”. Efesios 2:19 nos recuerda que ya no somos extraños, sino miembros de la familia de Dios.

La elección divina

Según el Catecismo de la Nueva Ciudad, la iglesia es “una comunidad elegida para vida eterna, unida mediante la fe”. Así como no elegimos la familia natural a la que nacemos, tampoco elegimos la familia espiritual: Dios nos escoge, nos une y nos transforma.

Una familia eterna

Mientras las familias terrenales son temporales, la familia de Dios es eterna, unida por la fe en Jesucristo y con el propósito de glorificar a Dios y proclamar el Evangelio.

2. ¿Cómo se entra a formar parte de esta familia?

Nacer y ser adoptados

Según Efesios 1:5, Dios “nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”. En la familia espiritual, se entra por nacimiento (nuevo nacimiento) y por adopción.

No todos son hijos de Dios

Aunque muchas personas afirman ser “hijos de Dios”, la Biblia enseña que solo aquellos que creen verdaderamente en Jesucristo pueden ser llamados hijos suyos. No hay entrada a esta familia sin fe genuina y regeneración.

Cristo: el medio para la adopción

Es a través del sacrificio de Cristo en la cruz que podemos ser parte de esta familia. Su sangre no solo limpia nuestros pecados, sino que posibilita la existencia misma de la iglesia.

3. Privilegios de ser parte de la familia de Dios

a) Dios es nuestro Padre

El primer y mayor privilegio es tener a Dios como nuestro Padre perfecto. A diferencia de los padres terrenales, Él es compasivo (Salmo 103:13), guía a sus hijos (Deuteronomio 1:31), y perdona (Malaquías 3:17).

b) Jesucristo es nuestro Hermano Mayor

Romanos 8:29 y Hebreos 2:11 nos muestran a Cristo como el primogénito entre muchos hermanos. Él no se avergüenza de llamarnos hermanos, y como tal, nos guía, media por nosotros y comparte su herencia.

c) Tenemos otros hermanos

No estamos solos en la fe. Tenemos una familia espiritual que nos fortalece, nos anima y camina con nosotros. Ser parte de una iglesia local significa tener relaciones significativas y reales, donde el amor mutuo es evidente.

4. Responsabilidades dentro de la familia espiritual

a) Aceptación mutua

Cada miembro de la iglesia es importante. No hay jerarquías de dignidad. Todos somos igualmente valiosos ante Dios, desde el recién convertido hasta el líder con más años.

b) Apoyo mutuo

Como en una familia natural, los más maduros ayudan a los más jóvenes. En la iglesia, debemos cuidar, enseñar, consolar y guiar a nuestros hermanos.

c) Amor fraternal y unidad

Colosenses 3:12-14 nos llama a vestirnos de misericordia, benignidad, humildad, paciencia y amor. El amor es el vínculo perfecto que mantiene unida a la familia de Dios.

d) Involucramiento relacional

La iglesia no es un hotel ni un cine. No estamos llamados a asistir, sino a pertenecer. El aislamiento es contrario al diseño de Dios para su iglesia. Cada creyente debe relacionarse, servir y amar activamente.

Conclusión: ¡No vivas como huérfano!

Si no eres parte de una iglesia local, la Palabra te invita: no vivas como huérfano. Dios está llamando a formar parte de su familia. Puedes tener a Dios como Padre, a Cristo como Hermano, y a muchos como tus hermanos y hermanas en la fe.

Y si ya formas parte de la iglesia, recuerda: no basta con tener teología correcta. La práctica correcta se manifiesta cuando amamos, servimos y nos comprometemos con los demás.


Si este mensaje ha tocado tu corazón, ora a Dios para que te ayude a ver su iglesia como él la ve: como tu familia eterna.

Mira la enseñanza completa en YouTube: Clase 1 – La Iglesia como Familia Espiritual

Join Us: Sign Up Today!

It’s easy and free!