Dios exige honra

En esta segunda entrega de la serie en el libro de Malaquías, Dios confronta directamente a los sacerdotes de Israel por su falta de honra y reverencia hacia Él. Aunque ofrecían sacrificios, lo hacían con actitudes mediocres y despreciaban lo santo. Este mensaje es un fuerte llamado al pueblo de Dios a examinar si realmente …

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Serie: Un Llamado a la Fidelidad y la Adoración Genuina
Tema: Dios exige honra
Texto Base: Malaquías 1:6–14

Estructura del Mensaje

  1. Un llamado a honrar y temer a Dios (v.6)
    • Si los hijos honran a sus padres y los siervos a sus señores, ¿cuánto más debemos honrar al Dios eterno?
    • El desprecio hacia Dios se manifiesta cuando tratamos lo santo como algo común.
    • No se trata de una sugerencia: Dios exige honra porque es lo justo y natural como nuestro Creador.
  2. Una reprensión a quienes dan lo peor a Dios (v.7–10)
    • Los sacerdotes ofrecían lo que ni a un gobernador terrenal se atreverían a presentar: animales ciegos, cojos, enfermos.
    • El culto se volvía un deber aburrido, un fastidio más que una delicia.
    • Este desprecio a Dios aún se ve hoy en la falta de reverencia, impuntualidad, distracción en el culto, poca devoción personal, desinterés por la iglesia, indiferencia en la obediencia, y ofrendas hechas sin sacrificio.
  3. Una advertencia a los que desprecian a Dios (v.11–14)
    • Dios no mendiga adoración. Su nombre será engrandecido en todas las naciones.
    • Él maldice a quienes prometen lo mejor pero entregan lo peor.
    • La actitud de desprecio constante puede ser un síntoma de incredulidad o de religiosidad vacía.
    • Solo a través de Cristo, el único sacrificio perfecto, nuestras ofrendas pueden ser aceptas.

Aplicaciones

  • Examina si estás honrando a Dios con lo mejor de tu vida, o solo con las sobras: tu tiempo, tu adoración, tu obediencia, tus recursos.
  • Recuerda que el culto es de Dios, no nuestro. Venimos a rendir tributo, no a recibir entretenimiento.
  • Corrige la actitud del corazón. No se trata solo de cumplir con normas externas, sino de vivir cada día delante de Dios, con temor reverente y amor sincero.
  • Si has deshonrado a Dios, hay gracia. Arrepiéntete y confía en Cristo, el sacrificio perfecto que hace aceptos a los imperfectos.

“Debemos honrar a Dios por medio de Cristo, dándole lo mejor de nuestra vida, porque es lo que Él merece.”