En este mensaje final de la serie sobre la sabiduría, se nos invita a abrazar con urgencia y profundidad la excelencia de la sabiduría revelada en Proverbios 8. La sabiduría no es una simple habilidad humana o un conjunto de buenos consejos; es una persona, una voz que clama, instruye, invita y promete vida. El …

1. La Eternidad de la Sabiduría (v. 22–31)

Salomón personifica la sabiduría como una mujer que habla en primera persona. En los versículos 22 al 31, ella hace una autobiografía gloriosa: declara que estaba con Dios desde el principio, antes de que existiera cualquier cosa creada. Esta sabiduría no fue formada después; fue poseída por Dios en el principio, lo cual implica que es parte de Su propia esencia.

“Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras.”

La sabiduría estuvo presente en cada parte del proceso creativo. Desde los cielos hasta los abismos, desde los montes hasta el polvo de la tierra, todo fue hecho con sabiduría. Es la arquitecta del universo. Si Dios no creó nada sin sabiduría, ¿cómo pretendemos vivir nosotros sin ella?

Además, esta sabiduría se deleita con la creación, y en particular, se goza en la humanidad. Nos muestra que la sabiduría no solo es necesaria para ordenar el mundo físico, sino también para dar forma a nuestras vidas.


2. La Invitación de la Sabiduría (v. 32–34)

Después de presentarse como la eterna compañera de Dios, la sabiduría clama: “Ahora, pues, hijos, oídme”. Esta es una súplica urgente y paternal para que prestemos atención. Es una invitación que se repite a lo largo de los Proverbios: escuchar, atender, obedecer.

La sabiduría es descrita como quien grita en las calles, que envía sus criadas a invitar al banquete (Proverbios 9), que extiende su mano para dar vida. Pero solo los que velan a sus puertas y esperan su voz son bienaventurados. Escuchar la sabiduría es mucho más que oír; es obedecer con inteligencia, como el llamado del Shemá en Deuteronomio 6.

Este llamado también nos confronta. Como menciona J. Adams, necesitamos el consejo nético (que amonesta y transforma). Dios nos llama a través de su Palabra no solo para informarnos, sino para cambiarnos. Y esto requiere humildad, apertura y disciplina espiritual.


3. El Valor de la Sabiduría (v. 35–36)

El texto finaliza con un contraste poderoso:

“El que me halla, hallará la vida y alcanzará el favor de Jehová; mas el que peca contra mí, defrauda su alma; todos los que me aborrecen, aman la muerte.”

No hay neutralidad con la sabiduría: o se halla vida y favor, o se cosecha muerte y ruina. Este es el valor supremo de la sabiduría: da vida. Más que títulos, riquezas o seguridad financiera, lo que realmente necesitamos es sabiduría divina. Rechazarla es atentar contra uno mismo.

Salomón dice a su hijo: si desprecias la sabiduría, destruyes tu alma. Pero si la abrazas, hallarás bendición, paz, dirección y el favor eterno de Dios.


Cristo: La Sabiduría de Dios

Aunque Proverbios 8 personifica la sabiduría como una mujer, este pasaje nos dirige a una persona aún más gloriosa: Cristo. Él es la Sabiduría de Dios encarnada (1 Corintios 1:24). Así como la sabiduría es eterna, Cristo es eterno. Como la sabiduría estaba en la creación, Cristo es el Verbo por el cual todo fue creado (Juan 1:3). Y así como la sabiduría da vida, Cristo es la vida misma.

“En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” – Juan 1:4

Abrazar la sabiduría, en última instancia, es abrazar a Cristo. Él no solo es nuestro Salvador, sino nuestro modelo de vida sabia. Él no vino solo a darnos buenos consejos, sino a rescatarnos de la necedad del pecado y darnos vida eterna.


Aplicaciones Finales

  1. Contempla con gozo la creación: La creación es obra de sabiduría. No la ignores; adora al Creador.
  2. Escucha con atención el consejo de Dios: Su Palabra es suficiente y fiel. No sigas la voz de la necedad.
  3. Abraza a Cristo como tu sabiduría: No te bastes en tu inteligencia ni habilidad. Solo en Él hay vida.
  4. Toma en serio la sabiduría: Ella te previene del mal y te dirige hacia la felicidad verdadera.
  5. Vive en alabanza continua: Como Pablo en 1 Timoteo 1:17, exalta a Dios por haberte dado acceso a Su sabiduría.

Conclusión

“Hasta que no hayamos alcanzado la verdadera sabiduría en Cristo Jesús, no sabremos lo que significa la verdadera felicidad.”
Toma en serio la sabiduría. Abrázala. Búscala. Ámala. Porque quien la halla, halla la vida.

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