Este mensaje nos recuerda que el Evangelio es para los peores pecadores. A través del testimonio del apóstol Pablo, vemos cómo un blasfemo, perseguidor y asesino fue alcanzado por la abundante gracia de Dios. Pablo no se quedó en su pasado oscuro, sino que proclamó con gozo el Evangelio que lo salvó. Su respuesta fue …
1. Un gran pecador
Pablo se describe como el peor de los pecadores. Fue blasfemo, perseguidor de la iglesia, y responsable de la muerte de muchos creyentes. Pero esto no es una lamentación vacía: es el preámbulo para exaltar la gracia inmerecida que lo transformó.
2. Un gran Evangelio
“Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante” (1 Ti. 1:14). Pablo muestra que, aunque su pecado era grande, la gracia de Dios era aún mayor. Jesús vino a salvar pecadores como él. No basta con dar un testimonio; se debe predicar el Evangelio. La salvación es por la muerte y resurrección de Cristo, no por las obras ni por el cambio de conducta solamente.
3. Una gran respuesta
Pablo estalla en adoración: “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén” (1 Ti. 1:17).
Esta respuesta es la reacción de un alma salvada: gratitud, alabanza, reconocimiento de la soberanía de Dios. Como John Newton, autor de Sublime Gracia, quien fue esclavista y luego redimido, todo redimido por la gracia debe cantar y vivir para el Rey.
Conclusión:
Si no comprendes esta reacción de adoración, arrepiéntete y cree. Si la comprendes, canta con gozo. Si la conoces pero se ha apagado en tu corazón, ora para que el Señor te devuelva el gozo de tu salvación.